Hace más de un siglo desde que, en Roma, Edoardo y Adele Fendi abrieron su pequeña tienda de marroquinería y prendas de piel.
Con pasión, esfuerzo y dedicación, sus hijas consiguen que la marca sea objeto de culto como símbolo de creatividad, estilo y artesanía.
Es recientemente, cuando la marca se encuentra posicionada en un estrato superior, que Fendi se propuso custodiar el tiempo y encomendó esta tarea a Taramax, un prestigioso fabricante de relojes suizos. Sus máquinas combinan el mejor gusto y diseño italiano con la precisión helvética.